Ediciones La Visita, 2022
11,5 x 15,5 centímetros
48 páginas
Autora: Teresa Arredondo
Edición: Miguel Ángel Felipe
Diseño: Benjamín Acevedo
Cae la luz sobre "la silla vacía del presente" según nos recuerda el poeta japonés Shuntaro Tanikawa. Teresa Arredondo quiso sentarse en esa silla movediza durante un viaje por el Oriente haciendo uso para ello de una cámara Polaroid cuyas fotografías brotaban prematuras al mundo físico instantes después de haber sido capturadas. El resultado es un relato nacido de la vibración que habita entre una realidad que se disuelve y una imagen que aparece. Su autora nos invita a un viaje delicado, un affaire oriental en el siempre cautivante formato Polaroid, esas fotos en las que el objeto es tan poderoso que está siempre poniendo en riesgo a la imagen, posibilitando y a la vez amenazando su frágil existencia. Al fin y al cabo, ¿quién se atreve a precisar lo que son las imágenes? Si no importaran tanto no habría una razón para conservarlas en un pequeño libro para que dialoguen y propongan sus propias preguntas.
En algunas páginas vemos el dorso de la imagen Polaroid, un cuadro negro diciendo "detrás de esta foto estás tú". La rotundidad ineludible dada vuelta es una invitación a pensar en las imágenes que no están, las que quedaron fuera, también las que todavía no se han tomado y aquellas que imaginamos como posibles. Es también la forma de contar lo improbable, lo que no ha sucedido aún, lo que olvidamos para siempre, lo que, por alguna razón, preferimos callar u omitir. En el dorso de esa imagen física oculta están los límites del objeto, las huellas de su producción industrial, el soporte tridimensional que permite que exista lo que a todas luces se evoca como un fragmento hipotético que ahora no vemos más que en su veladura absoluta. Como un agujero en la oscuridad, como la puerta abierta de aquella calotipia inicial de Talbot, esta fotografía se nos ofrece como una manera de vincularnos con los demás, con el tiempo que compartimos, con el mundo en su extensión geográfica y su entramado temporal. Quizás, como parece sugerir Teresa Arredondo en Ima ya fuiste a Oriente o sueñas con ir. O tal vez desees no pasar nunca por una experiencia que, dada la incomodidad de cualquier desplazamiento a territorios remotos, produce vértigo y extrañamiento. Tal vez no sea necesario ir a ningún sitio porque ya estás allá. Pero ya sea que te subyugue lo exótico o que lo repudies sin miramiento, aquí estás, solo o rodeados de quien desees, en ese cuadrado negro cuyo revés rehuyen los espejos.
En la memoria biográfica de Teresa, cineasta documentalista de varias obras de calado (algunas en coautoría con el querido Carlos Vásquez Méndez como la extraordinaria "Las cruces" ), la fotografía ocupa un lugar desde muy temprano. No se trata, por lo tanto de un debut, sino de un regreso a un territorio que conoce y ama. IMA existe materialmente y es básicamente el resultado de una porfía a la que nos sumamos con entusiasmo por darle una vida real en el mundo físico.