Ediciones La Visita, 2022
11,5 x 15,5 centímetros
48 páginas
Autor: Exequiel Vargas
Edición: Miguel Ángel Felipe
Diseño: Benjamín Acevedo
En el borde periférico de la ciudad de Rancagua, donde la ruralidad se resguarda de la voracidad urbana entre yuyos y potreros, bandadas de pájaros atraviesan la noche metálica. Un graznido eléctrico cae al suelo. Pisadas hunden su peso sobre la humedad vegetal y chispazos de luz acuchillan la oscuridad. ¿Pero qué es Garza? El fotolibro de Exequiel Vargas, diseñado por Benjamín Acevedo, tiene impresión a cuatro colores sobre papel bond, tapas de cartulina sólida con impresión en tiro y retiro, 48 páginas, encuadernación cosida y pegada. Y hasta ahí llega lo que puede ser una descripción física. Ninguno de esos detalles de su fulgurante negrura, todos coherentes con lo que se cuenta, es determinante ni lo que vas a recordar cuando tengas el libro entre las manos. Lo importante es un flujo de relato nocturno que transcurre atropellado por sus páginas con breves detalles de un tiempo presente: novísimos materiales de construcción que iluminan fríamente las chispas del instrumento circular de corte, una mascarilla que asoma en la multitud, la presencia de un emigrante que pareciera esperar no el último bus de la jornada sino un transporte interplanetario, las hogueras sin apagar que devienen cenizas del futuro. Todo ello y más pasa rápido como una canción en un viejo cassette cuyo estribillo no alcanzamos a retener y que, por lo tanto, hay que rebobinar. La banda magnética en bucle cruza frente a los ojos y deja en la cabeza un zumbido de resonancia cacofónica, fronteriza entre el ruido y la música, apenas una pregunta que no logramos formular de forma coherente: ¿qué fue todo esto? Y "todo esto" proyectado sobre las doble páginas apantalladas de Garza son las visiones personales de un autor que observa con envidia a los pájaros en sus devaneos noctívagos y decide anidar junto a ellos en un lugar tolerable, con buena vista, arrullado por la música de los helechos. Una forma como otra cualquiera, aunque genuinamente fotográfica, de escapar de la realidad y ponerse a salvo.